martes, 21 de abril de 2015

El lado humano del absentismo laboral: una cartografía de la situación Leer más: El lado humano del absentismo laboral: una cartografía de la situación


Las empresas no analizan de forma periódica el origen del absentismo laboral en sus organizaciones. Cuando se investiga, se actúa por lo general sobre el trabajador, sin tener en cuenta las especificaciones de la organización interna de la empresa y las relaciones laborales, los salarios, las condiciones y carga de trabajo.

Los datos del último Informe sobre Absentismo Laboral presentado por Adecco ponen de manifiesto que la tasa de absentismo en España es de las más altas a nivel internacional (4,1%), con una media de 10,7 días perdidos por empleado y año. La Encuesta de Coyuntura Laboral (ECL) que elabora el Ministerio de Trabajo señala que la tasa de absentismo en 2013 fue en el sector Servicios del 4,2%, seguido del Sector Industrial, con un 4,1%. Muy por debajo aparece el Sector de la Construcción, con un 3,7%, a pesar de tratarse de una actividad con un alto riesgo de accidente laboral.

Lo subyacente a estas cifras, haciéndolo preocupante y sorpresivo es, que superados los peores momentos sufridos en nuestro país por la crisis económica, la tasa de absentismo laboral está volviendo a crecer, generando costes directos e indirectos a las empresas, que no pueden ni deben asumir. Los directos son claros a simple vista: salarios y costes de Seguridad Social por el trabajador ausente. Los costes indirectos no se aprecian tan claramente, pero son igualmente importantes: la formación de sustitutos, las pérdidas de ventas y de producción, disminución en la calidad del producto o servicio, sobreexplotación y mal ambiente para el resto de compañeros, etc., costes que no hay que subestimar y que si nos paráramos a cuantificar son también elevados. En este sentido, Adecco estima que el absentismo irregular y no justificado suponen alrededor de 35 mensuales por trabajador a las empresas.

Entrando en detalle, el absentismo laboral puede definirse como el porcentaje de horas no trabajadas con respecto a la jornada laboral teórica, ya sea por causas justificadas por ejemplo, la incapacidad temporal, o por causas injustificadas. Abarca distintas vertientes, ya que además del absentismo clásico, motivado por una ausencia del trabajador de su puesto de trabajo, existen unas modalidades de absentismo mucho más difíciles de detectar: el absentismo presencial y el absentismo emocional... En el absentismo presencial los empleados están en su puesto de trabajo pero sin ser productivos, realizando otras tareas como navegar por Internet, asuntos personales, etc. En el absentismo emocional los empleados no se entregan al cien por cien a sus tareas por diversas causas. Tanto el absentismo presencial como el emocional tienen su origen en la pérdida de confianza en la compañía para la que trabajan, en los mandos directos, etc. Como es obvio, las causas no siempre son atribuibles a los empleados, por lo que es importante analizar los indicios que lo promueven a lo largo de toda la Organización.

En 2013, la media mensual de bajas por incapacidad temporal en España fue de 262.345. Cuando la incapacidad temporal se prolonga sin justificación aparente, o bien cuando un mismo trabajador presenta muchas bajas de corta duración, es cuando hay que empezar a plantearse si existen otras razones de tipo psicosocial, como la insatisfacción laboral.

La reducción del absentismo en todas sus vertientes, incluyendo el presencial y el emocional, es pues el objetivo de toda organización. El impacto en los costes soportados por las empresas es lo suficientemente importante como para que sea imprescindible el análisis de todos los elementos confluyentes que lo originan.

El enfoque para atajarlo debe abordar distintos aspectos: analizar la cartografía de las ausencias, cómo se está gestionado el absentismo emocional y presencial; mejorar el clima laboral, la competitividad de la empresa y la satisfacción de la plantilla; abordar cómo prevenir, gestionar y controlar el absentismo laboral y desarrollar Políticas para evitarlo, etc. Eso sí, el absentismo laboral ha de plantearse siempre desde un punto de vista muy humano. Al fin y al cabo, el bienestar social es la clave del éxito económico sostenible de una empresa.

En lo que respecta al desarrollo de la intervención en esta área, podemos abordarla en tres fases consecutivas: una primera en la que identificaríamos las diferentes tipologías de las ausencias más frecuentes y cómo han evolucionado en los últimos años (cartografía del absentismo en la empresa); una segunda etapa de Diagnóstico, en la que una vez detectadas las esferas de actuación se trabajaría codo a codo con los distintos tipos de asalariados (empleados, dirección, representantes de los trabajadores), para comprobar sobre el terreno la realidad de la empresa y la calidad de vida en el trabajo.

Por último, una tercera fase en la que, una vez conocidas las posibles causas, debe elaborarse un Plan de Acción para gestionarlo de forma adecuada y disminuir su ratio. En función de los resultados obtenidos comprometeríamos a toda la plantilla de trabajadores para que se implicara, junto con sus Responsables, en la puesta en marcha de medidas que solventen las problemáticas detectadas. Las empresas deberán tener en cuenta múltiples variables: las actuaciones médicas, el clima laboral, el control de costes, el control estadístico, las políticas de Recursos Humanos, etc.

En definitiva, contar con una política de recursos humanos centrada en la motivación de los empleados, formar al personal que dirige equipos para que trasladen a la plantilla que el absentismo es responsabilidad de todos, etc., son el abecé para atajar el absentismo laboral. Actuar sobre el absentismo es actuar sobre un coste importante pero a menudo no visible. Reducir el absentismo laboral es posible.

Por Susana Torres. Responsable de gestión del Absentismo laboral en Alma Consulting Group



Los accidentes de trabajo se disparan por primera vez desde el arranque de la crisis

La patronal y los sindicatos lo achacan al cambio de tendencia en el mercado laboral, con mucha más actividad, tras registrarse 1.975 siniestros hasta febrero

Los accidentes de trabajo son consustanciales al estado de salud del mercado laboral. A más población activa ocupada, mayor número de siniestros y también mayor índice de incidencia sobre el total de personas afiliadas a los distintos regímenes de la Seguridad Social. Este fenómeno es el que se está produciendo en momentos en los que se reduce el paro y aumenta la contratación, aunque sea precaria, como indican las estadísticas oficiales. De hecho, por vez primera desde que empezó la crisis, en el año 2008, un ejercicio, en este caso el de 2015, arranca con un repunte (y de dos dígitos) en la cifra de accidentes de trabajo con baja en jornada laboral, de acuerdo con el dato del Ministerio de Empleo.

En los meses de enero y febrero se han registrado ante la autoridad laboral de la provincia nada menos que 1.975 siniestros en el trabajo (sin incluir los 'in itinere', aquellos que se producen en el camino entre casa y el centro laboral). Estos significa un repunte de dos dígitos, concretamente del 11,7%, lo que supone 207 accidentes más que en enero y febrero del año 2014. Se trata del primer repunte desde el año 2008, cuando se registraron 5.455, 126 más que en el año 2007. A partir de 2008, las actas de baja por accidente laboral han ido reduciéndose de forma progresiva. En los dos primeros meses de 2009 hubo 2.697 siniestros, cifra que cayó a 2.381 un año después, a 2.132 en el año 2011 y a 1.868 en el año 2012. La bolsa de siniestros laborales en jornada de trabajo siguió a la baja en 2013 con 1.729. En 2014 se registró prácticamente el mismo número, 1.768. Un repunte imperceptible del 2% que, en cualquier caso, ya apuntaba también a una mejora del mercado laboral hace justo un año.

Agentes sociales y formación
LAS REACCIONES

Fermín Crespo Secretario Coepa 
«Hay un claro cambio de ciclo en el mercado laboral de la provincia, ya conocíamos el repunte de la siniestralidad laboral este año, porque hay más gente trabajando y con no toda la formación y la experiencia que precisan, por lo que hay que insistir en la importación de los planes de formación sobre prevención para adelantarnos a estos picos de actividad en el trabajo».


Ruiz Olmos CC OO 
«A mayor actividad siempre hay más accidentalidad en el puesto de trabajo, pero es que, además, como venimos denunciando desde hace meses, se está produciendo una mayor contratación temporal y precaria, lo que implica menos formación e información sobre riesgos laborales», indica Ruiz Olmos. A su juicio, también hay menos inversión empresarial en todo tipo de política preventiva.

Esa recuperación de la actividad empresarial y laboral es el argumento que manejan los principales agentes sociales para explicar el fuerte incremento de la accidentalidad en el arranque de 2015.
El secretario general de la patronal alicantina Coepa, Fermín Crespo, asegura que la ecuación está más que clara: a más actividad, con un claro cambio de tendencia del mercado laboral, más accidentes de trabajo de todos los tipos. «Los nuevos trabajadores o los que se reincorporan tras un período en el paro, en el mismo sector o en otros distintos, no disponen de toda la formación y experiencia en prevención de riesgos laborales», ilustra Crespo. Coepa, uno de cuyos fuertes en materia formativa fue antes de la crisis, e incluso durante la misma, la prevención de riesgos laborales en la construcción y en casi todos los sectores subraya que «debe seguir apostándose por esta materia desde la Administración y desde las mismas empresas para estar preparados ante el cambio de ciclo laboral y poder adelantarnos a los picos de actividad que se producen».

El sindicato CC OO coincide plenamente en la explicación, pero no en su diagnóstico. El responsable de Acción Social, José María Ruiz Olmos, vincula directamente el aumento de accidente a la mayor actividad laboral, «pero con más contratos precarios, lo que equivale a peores condiciones de trabajo y, entre ellas, una insuficiente formación e información sobre los riesgos laborales más básicos». CC OO pronostica que el aumento de la accidentalidad será directamente proporcional al aumento de la contratación precaria en los próximos meses y en prácticamente todos los sectores, argumenta Ruiz Olmos.


No solo aumenta en la provincia con el nuevo año el número absoluto de accidentes, sino también el índice de incidencia de los mismos, una tasa que se mide con la ecuación número de siniestros y de afiliados a la Seguridad Social por cada cien mil personas. En enero y febrero de 2014 esa tasa era de 207,4. Doce meses después, se ha disparado a 220,8. Además, del claro cambio de ciclo laboral y de riesgos es indicativo que el pasado año no hubo muertos. En 2015 ya van tres.